Explosión satánica
Tarde estática sin movimiento, tumbado en la cama sin aburrimiento contemplo el techo negro lacado, al rato, con la luz apagada veo cisnes blancos creando ondas en la pintura del techo al nadar sobre él. Cautivado, salto al techo para sumergirme en la plasticidad negra de la pintura y emerger de un agua prismática que salpica cristales deslumbrantes. Subo unas escaleras que tienen un no comienzo en el agua y que me hacen salir a un camino custodiado por dos enormes caballos blancos que me hacen pasar a un mundo matemático.