Lastre perpetuo



      Cuando oscurece en la noche los relojes dejan de avanzar y el núcleo erupciona paulatinamente. El estímulo activa un instinto furtivo que lo arrastra a lo inhóspito de la frondosidad que habita en su conocimiento. El mundo sagaz se desvanece roto por sus garras que no quieren saber la verdad, sólo ansían descubrir el dolor. Avanza entre la muchedumbre para conseguir encender la llama que termine de congelarlo todo. Un atisbo de la razón surge del amanecer pero una nube de polvo oscuro asciende desde el cielo hasta el suelo para cubrir la superficie y terminar con la lógica. Junto al aullido desgarrador aparecen manchas de sangre en las paredes de hielo dentro de su jaula.