Lastre perpetuo



      Cuando oscurece en la noche los relojes dejan de avanzar y el núcleo erupciona paulatinamente. El estímulo activa un instinto furtivo que lo arrastra a lo inhóspito de la frondosidad que habita en su conocimiento. El mundo sagaz se desvanece roto por sus garras que no quieren saber la verdad, sólo ansían descubrir el dolor. Avanza entre la muchedumbre para conseguir encender la llama que termine de congelarlo todo. Un atisbo de la razón surge del amanecer pero una nube de polvo oscuro asciende desde el cielo hasta el suelo para cubrir la superficie y terminar con la lógica. Junto al aullido desgarrador aparecen manchas de sangre en las paredes de hielo dentro de su jaula.



Cartas desde las nubes

Querido Spotty Siva:

Hoy ha nevado, también me has visitado, a mi se me ha olvidado decirte que me pases las fotografías del otro día y que tenías para tu estómago glotón huevos recién puestos de tu gallina en mi nevera.

Ya no hay hojas en la piscina, me vino bien la ayuda que me diste mientras me contabas tus sueños, sin embargo, el suelo que rodea a la piscina no ha sido destapado, sigue bajo las hojas, que otoño más aburrido.

Me voy lejos de aquí, no me han ofrecido nada en ningún sitio, pero lo mejor para desaparecer es irme de aquí, una vez ahí todo será empezar, creo que al final todos salimos adelante.

Sopla el sonido de algo, puede que una canción, o tan sólo el viento. Estoy envuelto en una felicidad en crudo de tonos pastel que me adormece, voy a buscar la felicidad áspera de otros lugares.

Un abrazo de tu amigo,
Stranvock.